El arte de las letras no es un don, es una condena que nace de lo más profundo de los sentidos, eres capaz de ver lo que otros no pueden ver y también eres capaz de sentir lo que otros no quieren sentir. El arte de las letras es un lamento que a pesar de no tener voz es capas de traspasar kilómetros para llegar a su objetivo. El arte de las letras no es una elección, es este mismo quien te busca, te encuentra y te sentencia sin que lo puedas evitar.
Y aquí estoy, un resultado del sentimiento, la sensibilidad y la creación, una vida de luchar para hacer, lo único que puedo hacer, crear y expresar. Teatro, música, dibujo, artesanía y literatura, son los guardias inquebrantables que cuidan que se cumpla mi sentencia, vigilando sin descanso cada uno de mis pasos, relatándome al oído, manifiestos y revelaciones, por que yo, sólo soy un libertador que rompe las cadenas de las emociones, dejándolas huir para que cumplan su cometido.
Aquí yacen los fragmentos que componen mi naturaleza, aquí yacen las emociones fundadoras de mi realidad, aquí yace mi historia metaforizada imitando lo irreal, aquí yace mi locura como único legado de mi verdad.
Una voz perdida en el viento